La rebeldía templada de Tomás Rufo
A estas alturas muchos nos preguntamos por qué nuestro paisano no está en los carteles de Bilbao, o por qué sigue sin volver al Puerto tras protagonizar una tarde histórica a golpe de capote.
Esta columna podría tirar por el camino fácil y reclamar el sitio que merece, pero conocemos al torero y Tomás no es así, además que nosotros en "Clarines y Timbales" vemos esto de otra manera.
Cuando un torero decide que la mayor rebeldía debe llegar a base de torear despacio merece todo nuestro respeto, y cuando la decisión no se basa en llorar en público y sí en mejorar de forma callada en tu casa, aún más.
Podemos imaginar la presión tan brutal a la que está sometido Tomás, pero lo que estamos viendo es que esa carga la está dirigiendo a querer ser mejor torero. En nuestra tierra, hemos visto dos faenas de la que todo el mundo habla como son, Talavera y Toledo en la que sólo la espada le alejó del rabo.
Ya vimos una nueva imagen en Madrid como bandera de rebeldía ante las nulas opciones de Sevilla y ante la exigencia cada vez más grande en Las Ventas, su plaza. La oreja y la ovación de respeto de la segunda tarde da clara muestra de la bendición de la afición madrileña.
Mientras el inicio del verano empezaba a enseñarle que iba a tener que tirar de orgullo, él siguió acumulando premios como la ansiada Puerta de los Cónsules de Nimes, la mejor faena de Alicante y el punto culmen ahora de Pamplona.
No sabemos cuál será el techo de Tomás, pero sí vemos que cada tarde se sitúa más alta que la anterior y esto es de agradecer en estos tiempos, que en vez de llorar, uno se mire en sí mismo y convierta sus quejas y rebeldía en la lentitud en su muleta.
Desde nuestro programa creemos que no será posible parar a Tomás porque ya le hemos visto más de una vez resucitar cuando todo se le venía en contra. Veremos...
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